Estuvo 5 meses esperando para el traspaso de mando.
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Pelear por los sueños debe ser la última lucha que se abandone. Y Sergio Luis Croce, pirovanense de nacimiento, y radical desde entonces, tenía entre sus metas llegar a presidir el comité del partido de sus amores. Quizás debió serlo antes; pero no alzó la voz cuando en 2015 el errequismo, ala interna a la que pertenece, decidió que fuera Elías Chorén quien condujera los destinos del partido por dos años. El resto es historia sabida, vino José Gabriel Erreca luego, más acá Juan José Nicola con mandato que terminó Alberto Amado, y Daniel Salazar desde 2021.
Precisamente en 2021, aquella elección de tres listas en la escuela N° 1, en el comienzo de la primavera (21 de septiembre), Croce parecía que se llevaba la interna; pero Daniel Salazar por unos pocos votos lo relegó y manejó el comité dos años, tras haber sido vicepresidente en dos ocasiones (de Hugo Goñi y de José Gabriel Erreca).
Croce le puso punto final a su sueño con aquella derrota. Había puesto plata, había visto gente, había escuchado promesas de "te vamos a votar", "cómo no te vamos a apoyar", "vos naciste dentro del comité", y muchas otras cosas más. Pero fue revés electoral, no quizás porque los que le prometieron el voto no se lo hayan dado (aunque quedaron algunas dudas), sino porque la maquinaria electoral que aplica Juan Carlos Morán es muy potente. Ya lo había demostrado en 2019 cuando le ganó la PASO a Erreca, y lo ratificó llevando a su alfil a Daniel Salazar a la presidencia del comité.
Hubo tiempo para el "luto", asimilar que el moranismo había vencido una vez más. Croce entendió en ese tiempo que si alguna vez había chance de revancha, debería aprovecharla; aunque no estaba convencido del todo. Fue en una nota para Hablemos de Política TV donde ante una pregunta sobre si lo iba a volver a intentar, dijo que poco a poco se iba convenciendo de que podría intentarlo de nuevo.
Y la chance llegó. Se llamó a elecciones para renovar autoriades y en vez de tres listas, esta vez hubo dos. Del otro lado, también con el patrocinio de Juan Carlos Morán, estaba Guadalupe González. Croce, sin un tercer escollo como el que representó Julio Ruiz en aquella elección de 2021, no tuvo dudas, estaba decidido, convencido, y amante de los "burros" como es, le jugó doble contra sencillo a cualquiera de que se iba a quedar con la elección.
Y fue triunfo nomás, aquel 13 de noviembre tan lejano. No le sobró nada; pero ganó. Después sí tuvo que esperar 5 meses para asumir, tiempo en el que el radicalismo local navegó con el doble comando. Hasta la noche del 13 de marzo, fecha que se puso para el traspaso de mando y cambio de autoriades partidarias.
A la gran mesa del fondo, en el límite con el patio del comité, se sentaron en el medio los presidente, Salazar el saliente, el primero en hablar, y Croce al lado, el entrante, quien le siguió en el uso de la palabra. Hubo abrazos, salutaciones, discursos tipo balance de gestión como el del presidente saliente, y discurso con ánimo de futuro como el que brindó el presidente entrante.
El comité lució como en sus mejores noches. No faltaron el ex intendente Alfredo Carretero (1983-1987), el ex intendente José Gabriel Erreca (2009-2011), el ex diputado provincial Marcelo Colombo (1991-1995), entre otros viejos radicales como Rubén Tamborenea, que pese a sus problemas de salud dijo presente.
Arranca un nuevo mandato en la UCR local. Croce tenía el sueño de llegar, y lo consiguió en el segundo intento. Ahora tiene un sueño más complicado, recuperar para el radicalismo el municipio durante su mandato, tarea poco sencilla por lo atomizado que está en partido en varios grupos que hasta hoy se muestran antagónicos. La carrera a las primarias está cerca, será la nueva comisión directiva la que tenga que ordenar el futuro del radicalismo y las negociaciones con sus socios la Coalición Cívica y el Pro.
Croce tiene por delante dos años en un sillón que siempre quiso tener y del que ahora deberá disfrutar cada minuto que pase, porque el tiempo pasa rápido y no todos han tenido la oportunidad de sentarse en él. Salazar ya va eligiendo la foto que le pondrán para la posteridad en la galería Elba Merlino de Ravassi. Croce empieza su recorrido, el que deberá manejar con cuidado, con varios grupos internos que poco se quieren y que parecieran tener más diferencias entre ellos que con el oficialismo comunal.
El intendente y el senador provincial estuvieron acompañados por autoriades de salud y del Hospital Capredoni.