Dicen que "el peronismo perdona traiciones pero no derrotas". De ser así, Randazzo estaría más complicado para volver de lo que parece.
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Hay relaciones políticas que son para toda la vida, y otras que no, que son ocasionales, de momento, por conveniencias de uno y otro lado. La de Florencio Randazzo, ex ministro kirchnerista, con Eduado "Bali" Bucca, intendente de Bolívar, nació hace alrededor de una década, cuando el actual mandatario comunal aún no era ni concejal.
Randazzo puso los ojos en Bucca ya en épocas en que el por entonces recién recibido médico militaba en la juventud kirchnerista pero era uno más, entre los César Valicenti, Walter Abarca, Ricardo Albano, los Alí, los Caputo y otros tantos que apoyaban al movimiento nacional cómo jóvenes de la Séptima Sección Electoral.
Seguramente que el chivilcoyano, Randazzo claro, vio en Bucca algo que otros no, y lo hizo prácticamente su hijo político. Un dato no menor a tener en cuenta, Bucca en Bolívar tenía enfrente al histórico Isidoro Laso, caudillo del PJ local, quien tuvo sus diferencias con Randazzo en la Legislatura bonaerense cuando compartieron bloque y sabía que debía apoyarlo para mantenerlo, más si trascendía su espaldarazo al joven político.
La campaña 2009 que llevó a Bucca al Honorable Concejo Deliberante fue monitoreada por Randazzo y su equipo. Ni hablar la de 2011, cuando llegó al municipio, el apoyo que tuvo Bali desde Nación fue vía Randazzo. Por aquel entonces el ex ministro kirchnerista tenía como secretaria a una bolivarense, eso hacía que todo fuera mucho más fluido, casi como de entre casa en el trato.
La decisión de Randazzo de no ser candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires hizo que el hombre de Chivilcoy se alejara de la escena política. Por el contrario, Bucca alzó la apuesta y fue por la reelección que finalmente logró en 2015. La decisión de Randazzo parecía equivocada, incluso hoy, a la distancia, se puede pensar todavía que con él candidato Vidal no hubiese tenido tantas chances de éxito como contra Aníbal Fernández, y posiblemente Scioli (enemistado con Randazzo) sería presidente. Pero los pájaron hay que contarlos en la mano, y las cosas hoy son las que son, no las que se suponían tiempo atrás.
Hace unos días el intendente Bucca visitó a Randazzo y subió la foto del encuentro a su twitter. La misma recorrió varios medios nacionales, incluso por doble jornada fue levantada por Clarín, un diario muy cuestionador de Randazzo en épocas del kirchnerismo a pesar de ser, a la distancia, uno de los mejores ministros de la última presidencia de Cristina Fernández y lejos del ruido de la corrupción que se llevó puestos a varios con los que compartía reuniones de gabinete.
No es casual que Randazzo vuelva al ruedo. Está limpio, no aparece salpicado por actos de corrupción, al menos no hasta ahora, y es un animal político que desde que ocupó un cargo no paró, siempre en ascenso. Bucca, por su parte, juega con los Esmeralda, hace de interlocutos para que a la gobernadora Vidal no se le complique su gestión en la provincia y habla con todos.
Quienes conocen la historia, saben que no fue una reunión más. Que lo que trascendió ha sido el 1% de lo que hablaron. Hoy Randazzo está en el llano, aunque sigue siendo una figura política importante, al menos hasta hoy. Bucca por el contrario sigue siendo intendente y hombre que se proyecta con apetencias hacia el futuro.
Precisamente el futuro de ambos es incierto. El de Randazzo porque habrá que ver si es cierto que "el peronismo perdona traiciones pero no derrotas". En ese caso estaría más complicado de lo que imaginan. El de Bucca está en Bolívar, por tres años y medio más; aunque con rumores de todo tipo que hacen pensar que en 2017 puede conseguir una postulación hacia arriba que lo haga salir del muncipio.
Randazzo y Bucca, Bucca y Randazzo, hoy ya dos hombres de la política nacional. Uno que está agazapado esperando volver, el otro que de igual manera trata de seguir escalando posiciones en un peronismo que no tiene líderes claros pero sí un norte: volver a recuperar las riendas del país y la provicnia de Buenos Aires en algún momento. Y estos dos seguramente serán actores importantes en esa historia.
El intendente y el senador provincial estuvieron acompañados por autoriades de salud y del Hospital Capredoni.